Y bien, ¿qué sucederá con ómicron?
🔴 ¿Será capaz de desbordarnos si no establecemos ninguna intervención no farmacológica que implique una restricción de la movilidad y las libertades de las personas?
🟢 ¿O será suficiente la combinación de inmunidad por vacunas, infecciones pasadas y reducción presumida de severidad intrínseca, junto a la auto-regulación que sin duda muchas personas ya están practicando, para evitar la saturación?
La verdad es que ese es el pronóstico que deberíamos tratar de hacer ahora mismo, pero mi respuesta es que ahora mismo no estoy seguro.
Por eso me enganché con la estimación de Bedford. Porque andaba buscando anclajes cognitivos.
Una parte de mi cerebro pensó “wow, si a 20 de diciembre uno de cada tres londinenses estaba infectado, entonces la cantidad absoluta de personas que tenemos en los hospitales es realmente baja”.
Otra parte pensó: “ese dato está como raro; debería buscar en Google la cantidad de casos detectados y hacer yo mismo la extrapolación”.
Creo que la primera parte era un pequeño soldado dispuesto a defender mi posición recientemente adquirida de, si no escepticismo, al menos sí duda razonable sobre restricciones a la movilidad. Pero la segunda era el scout. El “comprueba”. Yo no lo hice. Pero Knowles sí. E hizo a Bedford cambiar drásticamente su estimación hacia algo que encaja bastante mejor con la evidencia que hemos recibido de otros lugares, y que deja estas estimaciones en la zona gris en la que no permiten dar una respuesta clara a la duda de política pública arriba establecida.
De hecho, es seguro que la respuesta será un “depende”. A bote pronto, las características que ayudan a un país a esquivar las restricciones son:
→ Alta tasa de vacunación, especialmente con refuerzos y vacunas que sabemos que funcionan mejor contra ómicron (Pfizer, Moderna, combinación de estas dos con AstraZeneca o con cualquiera de las otras en formato 3 dosis).
→ Alta seroprevalencia, con inmunidad acumulada.
→ Población más joven, y menos susceptible por tanto a desarrollos graves de covid.
→ Más gente en una posición socioeconómica que implique un mayor dilema entre salud y economía.
El contrario de todas ellas (un país viejo, rico, con poca vacunación y poca incidencia acumulada previa) te situaría en el otro extremo del espectro de opciones de política pública (y, bueno, si eres ese país te aconsejaría bastante que te dedicaras a vacunar como si no hubiera un mañana).
Pero esto por ahora sólo es un modelo para aprender. Lo malo es que nos toca hacer mientras aprendemos. Hay ejemplos destacables, como este intento de dimensionar una respuesta para la ciudad de Nueva York que, con datos muy provisionales, indica “vale, esto va a ser malo, pero no tan malo ni de cerca como fue marzo-abril 2020, y es posible que sea una saturación hospitalaria equivalente a una mala temporada de gripe” (que sería algo bastante o muy malo pero no extraordinariamente catastrófico).