¿Dónde está la paradoja, entonces? En que este crecimiento y mejora del sistema se ha producido, como es natural, para ajustarse a la demanda creciente, pero solamente a eso.
Un sistema perfectamente eficiente (en el que no hay ni un milímetro de capacidad sin ocupar) pero complejo está inevitablemente expuesto a colapsos específicos cuando en alguna de las partes del proceso se produce una acumulación inesperada del flujo.
Una tubería totalmente recta puede asumir tanto flujo de líquido como permite su diámetro. Pero, ¿qué pasa con un sistema de miles de tuberías interconectadas mediante válvulas, con desvíos, niveladores, bombas para ir a contracorriente, bifurcaciones, trifurcaciones, semáforos, normativas que determinan la velocidad o el tiempo de parada, inspecciones, miles de personas que tienen que operar todas esas palancas? Que puede asumir tanto flujo de líquido como permite la combinación de todos estos elementos, pero por la propia lógica de paradas, seguidas, recovecos y redistribución las acumulaciones específicas que desemboquen en fallo en alguno de ellos es mucho más probable que en una tubería totalmente recta.
Moraleja: un sistema complejo debería contar con capacidad de sobra. Es decir: para ser eficiente en el largo plazo, un sistema complejo debe operar en tiempos normales por debajo de su capacidad. Debe ser un poco ineficiente.
Vamos a Los Ángeles (a la vecina Long Beach, en realidad). Ese es uno de los nodo con mayor problema ahora mismo en el sistema. El CEO de Flexport (una empresa que se dedica a optimizar cadenas de distribución para otras) cogió un barco y se paseó por el puerto a ras de suelo. Hizo un hilo en el que relata la forma específica de los atascos en las piezas que componen el nodo de Los Angeles. Específicamente, esta: