A todo lo anterior, algunos ‘halcones climáticos’ (es decir, quienes proponen y desean acciones más decididas contra el cambio climático) responden que la urgencia es demasiado grande como para procesarla a través de politics as usual. En esta perspectiva, el cambio climático es un shock externo lo suficientemente importante y omni-comprensivo como para obligarnos a todos a actuar al unísono una vez comprendemos su gravedad.
Bueno: el mundo ha perdido a más de 5 millones de personas a manos de un solo virus en el último año y medio, y aún estamos viendo cómo hacemos para que la distribución mundial de vacunas no sea tal que España tenga a un 80% cubierto mientras Nigeria apenas ha podido proteger a un 1,5%.
La pandemia es la prueba de que incluso los problemas más perentorios y globales, en los que los intereses de la humanidad están aparentemente más alineados, no se pueden solucionar sin resolver problemas de coordinación.
La capacidad de comunicar información, haciendo explícitos nuestros intereses y contraponiéndolos a los de nuestros vecinos, es nuestra bendición como especie, y también nuestra maldición inevitable.
Estamos condenados al ‘blah blah blah’.
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“Habláis de nada en canciones que no dicen nada”, le decía SFDK al ToteKing y a su hermano pequeño (Shotta) en ‘El liricista en el tejado’ hace ya 20 años. Fue el beef más importante de la escena del rap español en su día. Yo tenía 16, y no entendía por qué alguien con un micro y una plataforma tan grande se iba a dedicar a cruzar insultos con sus compañeros de profesión. Prefería escuchar a gente como Hechos contra el Decoro, Chojin, Arianna Puello o, en una versión más pastel, Nach. A mi juicio, sus canciones sí hablaban de cosas.
Pero hoy apenas muy ocasionalmente me detengo con ninguno de esa lista, y sin embargo sí vuelvo periódicamente a SFDK y a ToteKing. Me parecen una aproximación mucho más honesta a cómo funcionan las relaciones humanas públicas – es decir, la política: conflictos de intereses cruzados por la gestión del poder como fin en sí mismo y las asimetrías de información, malentendidos y teléfonos rotos que son la materia prima con la que resolvemos nuestros problemas.
SFDK y ToteKing harían las paces en 2005 con un lapidario verso del segundo en una canción con los primeros, que concluía: “mis abrazos con Óscar y Zatu no son asunto tuyo”. Del mejor blah blah blah que uno puede encontrar ahí afuera.